Crecer no bastará: Panamá no está en crisis, pero enfrenta decisiones impostergables
- Eddy Silvera
- hace 5 días
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Por:
Eddy Silvera | Asesor Financiero | Panamá

En los últimos días he estado revisando con atención las conclusiones del foro Perspectivas económicas 2026, y hay un mensaje que se repite con claridad: Panamá no está en crisis, pero tampoco puede darse el lujo de la inacción.
Las proyecciones apuntan a un crecimiento cercano al 4% para 2026, impulsado por sectores como logística, energía, servicios y exportaciones. En papel, el panorama luce positivo. Sin embargo, cuando uno mira debajo de la superficie, aparecen retos estructurales que, si no se abordan con seriedad, pueden limitar ese crecimiento o hacerlo poco sostenible.
El crecimiento no está llegando a todos
Uno de los datos que más me llama la atención es el del mercado laboral. Hoy Panamá enfrenta una tasa de desempleo cercana al 9.5%, con el riesgo real de entrar en dos dígitos. Si a eso le sumamos la informalidad, estamos hablando de cerca de un millón de panameños sin empleo formal.
Esto confirma algo que vengo señalando desde hace tiempo: el crecimiento económico por sí solo no garantiza bienestar, si no se traduce en empleo de calidad, productividad y oportunidades reales para más sectores de la población.
Panamá sigue creciendo, sí, pero no de forma homogénea. Y esa brecha es peligrosa.
La mina: un tema incómodo, pero inevitable
El debate sobre la mina de Cobre Panamá sigue siendo uno de los puntos más sensibles —y polarizantes— del panorama económico. Su cierre dejó un vacío importante, no solo en exportaciones, sino también en empleo y en la cadena de proveedores, especialmente micro y pequeñas empresas.
Para dimensionarlo: más del 50% de las compras del proyecto minero beneficiaban directamente a pymes. Esto no es un dato menor.
Ahora bien, el tema no es simplemente “reabrir o no reabrir”. La verdadera discusión debería centrarse en cómo hacerlo bien, con reglas claras, transparencia y un uso responsable de los ingresos. La desconfianza institucional es real, y mientras no se garantice que esos recursos se traduzcan en obras concretas —salud, educación, infraestructura—, el rechazo ciudadano seguirá estando sobre la mesa.
El frente fiscal: disciplina sin maquillaje
Otro punto crítico es el fiscal. La deuda pública ya supera los USD 58 mil millones y ronda el 65% del PIB. Aunque el déficit ha mostrado cierta mejora, principalmente por una reducción en la inversión pública, esto no puede convertirse en una solución permanente.
La clave está en gastar mejor, no solo gastar menos.
Revisar subsidios y exoneraciones mal focalizadas es una tarea urgente. Hay actividades que ya no necesitan incentivos y otras que sí requieren apoyo real. Mantener distorsiones fiscales solo debilita la credibilidad del país frente a inversionistas y calificadoras de riesgo, algo que Panamá no puede permitirse si quiere proteger su grado de inversión.
Panamá aún puede jugar en las grandes ligas
A pesar del contexto global —conflictos geopolíticos, volatilidad financiera, incertidumbre política— Panamá sigue teniendo ventajas claras: conectividad, logística, servicios financieros, energía y una posición geográfica privilegiada.
Proyectos estratégicos como la inversión del Canal de Panamá, junto con una matriz energética robusta y oportunidades en tecnología, ciberseguridad y centros de datos, colocan al país en una posición interesante para los próximos cinco o seis años.
Pero todo esto depende de algo fundamental: confianza. Confianza en las reglas del juego, en las instituciones y en la capacidad del país de tomar decisiones de largo plazo.
Reflexión final
Panamá tiene frente a sí una oportunidad clara hacia 2026. El crecimiento es posible, pero no automático. Requiere liderazgo, consenso y valentía para enfrentar temas incómodos, desde la mina hasta la reforma fiscal y la calidad del gasto público.
El verdadero reto no es crecer más rápido, sino crecer mejor. Y ese es un debate que no podemos seguir postergando.
